En la mayoría de conflictos amorosos que he tratado el origen del problema está en aquello que no vemos pero que nos determina, aquella parte inconsciente que nos afecta y que busca en otra persona, en este caso la pareja, el sustituto de algún miembro de la familia como forma de reparación de la propia historia.
Todos hemos sido niños y si en el presente, como adultos, sufrimos por amor, sentimos dolor afectivo, significa que están interviniendo memorias gravadas del niño o niña que fuimos.
Los niños generalmente se sienten atraídos por uno de los padres dado el principio de dualidad ¿qué quiere decir eso? pues que el niño o niña querrá o se verá obligado a escoger a uno de los padres, sentirá predilección por uno de ellos, así en esa etapa quedarán grabados algunos de los criterios de reconocimiento amoroso que formarán parte de su expediente de identificación amorosa.
Si todo va bien, la idea del niño o niña de querer casarse o estar siempre con uno de los progenitores rechazando al otro se irá diluyendo y aceptará la realidad: es imposible realizar ese sueño, pero si algo no va bien, esa idea, esa elección, no desaparece, continua grabada en sus memorias. Es lo que Froid llamó el complejo de Edipo y Electra, que el niño se enamora de la madre o la niña del padre, pero esa cuestión es demasiado simple para la complejidad humana, hoy sabemos gracias al Dr. Salomón Sellam y su formulación de la psicología Transgeneracional, que en la transposición de la búsqueda de ese ser querido se puede llegar a sustituir a otros miembros de la familia como un hermano, una hermana, un abuelo, un tío o una tía.
Si a esta búsqueda del ser querido y transposición en cualquier miembro de la familia, unimos la ley de prohibición del incesto que establece que los miembros de una misma familia no pueden tener relaciones sexuales entre sí ,tenemos los ingredientes de un posible conflicto amoroso, que no deja de ser un conflicto interno.
EI incesto simbólico puede confirmarse fácilmente con el nombre o nombres inscritos en el árbol genealógico, por ejemplo, nuestro padre se llama Antonio o José y nuestra pareja se llama José o Antonio en alguno de sus nombres. Pero el medio más eficaz y sorprendente para identificar la afinidad transgeneracional y sacar a la luz ese secreto, es la comparación de las fechas de nacimiento, muerte, concepción. Cuando la fecha de concepción coincide con la fecha de nacimiento de alguien significa que estoy vinculado a esa persona mediante la fecha de concepción.
Por ejemplo, soy mujer y si la fecha de concepción de mi pareja está vinculada a la fecha de nacimiento de mi madre, significa que me “reencuentro” con mi madre a través de mi pareja.
En el Transgeneracional existen también otras fechas que se analizan, el llamado punto Y que se convierte en un vínculo posible con la memoria de muertes injustificadas e injustificables que ocurrieron en el clan familiar y el punto V que significa la vida, la realización de uno mismo, es como una puerta de salida de nuestro árbol genealógico o un intervalo temporal en el que nos proponemos evolucionar para acceder a otro grado de crecimiento personal.
Si estás sufriendo por amor es importante que comprendas que está sucediendo, el análisis de tu árbol genealógico nos da los datos necesarios para sacar a la luz esa parte oculta que está provocando dolor, al resolver ese secreto, al comprenderlo, el conflicto interno desparecerá ya que tal comprensión formará parte de tu consciencia.